miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL ARTISTA


Habían espiado con respeto su sueño y descubrieron que no solamente era su indescifrabe fuente de inspiración, sino que eran capítulos desordenados de su propia vida, insondable, taciturna y frágil, que sólo alcanzaba plenitud en el sueño. Cuando el artista lo moldeaba con adjetivos, adverbios, sustantivos, metáforas, comparaciones, hipérboles o epítetos, el sueño alcanzaba una realidad literaria, es decir, palpable.